domingo, agosto 27, 2006

Barreto: ¿Ideología o indecencia?


Los alcaldes de Baruta y Chacao fueron expuestos a un linchamiento en el discurso de Juan Barreto, alcalde mayor de Caracas. El suceso tuvo como escenario la juramentación de los miembros del Consejo Metropolitano de Planificación de Políticas Públicas, realizada el pasado martes 22 de agosto en el Teatro Teresa Carreño.
Juan Barreto no contento con insultar incesantemente a los dos alcaldes, arremetió contra la clase media a la cual acusó de “putrefacta y embrutecida por el dinero”.
No es la primera vez que Barreto utiliza un lenguaje soez y provocador. Trata de ser siempre intimidante con el uso de su violencia verbal. Profiere amenazas y anuncia grandes acciones que menoscaban los derechos constitucionales de los ciudadanos.
La actitud de Barreto se encuentra siempre más allá de los límites de la decencia. Hace uso de un falso academicismo teórico llenándose la boca con nombres de famosos, citando frases rimbombantes y tratando de convertir el momento de su discurso en el inicio de una gesta heroica. Con esta actitud pretende presentarse como un ilustrado profesor universitario. Sin embargo, no pasa de ser una muestra viviente de la decadencia de nuestra educación. Excitado por oírse a si mismo, cae de inmediato a lo más bajo del vocabulario callejero.
Para el alcalde Barreto el centro de todo es la revolución y el socialismo. No trata de convencer de ello. Por el contrario, trata de imponer. ¿Si tuviera razón, porqué usa la fuerza?
Incapaz de presentar cuentas claras de su gestión, arremete contra sus contrarios. Buscando en la confrontación los meritos que no consigue en su día a día. Por eso necesita diferenciarse, sobresalir en la vulgaridad lo que no puede obtener porque le falta excelencia.
A quien pudiera parecerle que era mala la gestión de Alfredo Peña, alcalde mayor anterior, la gestión de Barreto cae en el superlativo de lo negativo. No hay contraprestación para los cuantiosos recursos que presuntamente gasta. Dinero que gasta a un ritmo tal que se ve obligado a inventar nuevos impuestos para poder enfrentar en lo que si debe gastar.
Lo de Barreto no es ideología, es vulgar indecencia.

lunes, agosto 21, 2006

La siembra de odios


de Rodríguez Chacín a la lista Tascón

Al día siguiente del 11 de abril del 2002, los venezolanos miramos con asombro los noticieros de televisión. En un edificio de la urbanización Santa Fe se detenía a Ramón Rodríguez Chacín, ministro del interior.
El encargado de la represión del régimen fenecido el día anterior, era apresado. Los televidentes, acostumbrados a verlo rodeado de escoltas fuertemente armados, veían en las pantallas a un atemorizado hombre. La escena televisiva nos mostraba al funcionario en momentos que era sacado por policías y fiscales del edificio donde se guarecía. Escoltado por dos alcaldes capitalinos que intentaban garantizar su integridad física, los vecinos le insultaban y le lanzaban coscorrones. Al final, más allá de insultos, empujones y esos coscorrones, que debieron afectar más al ego que al cuerpo, Rodríguez Chacín no sufriría mayor ultraje. Por lo menos así lo vimos en la tv.
La actitud de los vecinos, no justificable de ninguna manera, tuvo varias interpretaciones. La matanza a mansalva de más de una docena de manifestantes en la avenida Baralt, todavía salpicaba con sangre el recuerdo de la jornada. Hubo quien señalara la invasiva presencia de caravanas y escoltas que rodean siempre a los altos funcionarios y que incomodan usualmente a los vecinos y transeúntes. Todo eso habría afectado el ánimo de los vecinos, quienes al descubrir que el ex jerarca se ocultaba en su edificio, habían dando rienda suelta a sus resentimientos. Pero para fortuna de Rodríguez Chacín y de nuestra historia, lo más grave no pasaría de algunos coscorrones.
Han pasado cuatro años. En este tiempo, lo que anteriormente eran simples resentimientos que el mismo tiempo se encargaba de suavizar y sepultar, ahora se transforman en odios espontáneos que no pueden ser ocultados.
La semana pasada estuve gestionando documentos en una oficina pública. En un lugar, donde habría unas cinco docenas de personas, apareció de repente el diputado Luis Tascón, padre y gestor de la lista que lleva su nombre. Con curiosidad le observé. Alto, rasgos blancos europeos, bien parecido y vestido sin lujo ni obstentaciones, charlaba tranquilamente con un funcionario. A simple vista, nadie en la sala parecía darse cuenta. No hubo sobresaltos, ni siquiera bajó el nivel del volumen de los murmullos que se oían de fondo. Sin embargo, fue aterrador ver las expresiones de odio en la cara de los presentes, que sin alterarse ni tan siquiera callarse, le escrutaron con frío detenimiento. El desnudo odio se vestía de aparente indiferencia.
Nunca antes presencié una escena de odio como esta. Espero no volverla a ver y preferiría pensar que fue un error de percepción por mi parte. Sin embargo, no estoy seguro que el diputado Tascón haya percibido y perciba la cosecha del odio que su lista discriminadora sembró. Una lista que ha servido para execrar a miles de personas por el sólo hecho de ejercer un derecho constitucional, la firma de una solicitud de referendo. Gente que no tiene acceso a tramitaciones, ingresos a la carrera pública, admisiones en centros de enseñanza, becas y a todo aquello que por ser venezolanos y por vivir aquí tiene el legítimo derecho a pedir, exigir y lograr. Los firmantes, gracias a la lista Tascón, llevan la estrella de David informática cocida en su pecho, de la misma manera que los nazis obligaron a los judíos llevarla en una de las etapas más negras de la historia de la humanidad.
Los tiempos cambiaron. Desconocemos como vendrán transformados en el futuro los coscorrones que una vez le dieron al capitán Rodríguez Chacín.

domingo, agosto 20, 2006

La Gallinita Ciega


La fuga de Carlos Ortega y tres oficiales de una misma familia, de la cárcel militar de Ramo Verde, ha permitido mostrar las costuras, el talante y la actitud del régimen de turno.
En un país, donde muere todos los días un preso por violencia carcelaria, pareciera que quien menos conoce lo que sucede dentro de los penales sea precisamente el gobierno. Mucho menos el fiscal general, quien no tiene vergüenza en admitir que es frecuentemente engañado por super testigos que no pasan de ser vulgares mitómanos de oficio que usurpan identidades y profesiones como medio para ganarse la vida.
El 13 de agosto, a primeras horas de la tarde, se conoció la noticia del escape de Ortega y los tres oficiales Faría. Cuatro personas que han sido condenadas en procesos cuya transparencia no está del todo clara. Si se pregunta al azar en la calle sobre Carlos Ortega, el principal dirigente sindical del país, el encuestado lo menos que expresará será dudas razonables.
A nadie causa sorpresa como los derechos sindicales son vulnerados por el gobierno. No se respetan las contrataciones colectivas y las empresas del estado se dan el lujo de no pagar las prestaciones de los trabajadores que despiden por razones políticas. Todo esto ante la actitud cómplice de las autoridades del trabajo, la fiscalía y el defensor del pueblo.
Por esto no es extraño que el común de la gente encuentre en la condena de Ortega más una venganza que administración de justicia. El delito de Ortega fue dirigir una huelga nacional calificada y reconocida como tal por los organismos internacionales.
En el caso de los oficiales Faría, los civiles conocemos poco. Pero nos causa extrañeza el enseñamiento contra esta familia, sobre todo cuando se oyen las declaraciones de sus abogados.
En esta ocasión, Jesse Chacón nos ha informado que “Hubo complicidad interna en la fuga. Hubo un proceso de preparación interna de esa fuga aproximadamente de tres meses. De acuerdo a la información que nosotros manejamos, hay elementos del mundo político venezolanos que participaron en la organización y elementos que facilitaron los recursos para pagar la logística de la huída”.
Siguiendo siempre la estrategia de huir hacia adelante, el gobierno ya encuentra que son dirigentes de oposición quienes tienen la responsabilidad de la fuga.
En el caso del ministro Chacón, la actitud es recurrente. Recordemos que en la misma noche del asesinato del fiscal Anderson, el ministro tenía elaborada completamente una hipótesis. Hipótesis que el sentido común no admite, pero que el régimen ha tenido una gran dosis de terquedad para mantenerla en el tiempo con la ayuda de los testigos del fiscal Isaías Rodríguez. Por supuesto que a costa de sangre, el sudor y lágrimas. Donde lo que más destaca es la sangre de varios muertos, cuyos casos cerró el fiscal sin investigarlos, y las lagrimas del mismo fiscal por la muerte de Danilo Anderson, que según su propia confesión “le dolió más que la muerte de su madre”. Cosas de los afectos.
A pesar que el ministro Chacón declaró que estaban presos por sus delitos y nos por sus ideas, a todos aquellos que expresaron públicamente sus ideas de alegría por la fuga de Ortega, les ha sido abierta una investigación por órdenes del Isaías Rodríguez. Pareciera que sea un delito expresar ideas.
A pesar de la falsa seguridad que el ministro y el fiscal se esfuerzan por mostrar, las acciones en la calle presentan un cuadro distinto. (Todo el que creía que Ortega estaba injustamente preso, lo menos que sintió fue alegría al conocer de su escape)
Encontrarse alcabalas móviles de la GN y las policías revisando vehículos en avenidas de gran flujo, o pidiendo documentos de identidad en centros comerciales, revela que el aparato de seguridad del régimen es más represivo que investigativo. Es opinión de expertos en inteligencia que “esos son palos de ciego”. Acciones que se emprenden cuando no se tiene nada y los subalternos deben dar respuestas que no tienen a sus superiores.
Además, reconduciendo las sospechas hacia sectores no afectos al régimen pareciera ser de nuevo la estrategia. Se investiga a Edith Ruiz, asistente de Alberto Federico Ravell en Globoviisón; a Marianela Salazar y a su peluquero; a Nitu Pérez Osuna y al diputado Oscar Pérez.
La verdad pareciera ser que, a una semana del escape, todavía no se conoce la hora en que ocurrió, por donde salieron, como se transportaron, quienes participaron y donde se encuentran.
Ramo Verde es una cárcel militar, donde las normas, relaciones horizontales y verticales son muy distintas a las de las otras cárceles como La Planta, el Rodeo y Yare, que sin son responsabilidad del ministro Chacón. En estos penales de delincuentes comunes, el dinero corre todos los días y no son extrañas las fugas. Sobre todo aquellas donde los presos salen por la puerta grande y que tienen como característico que se conocen después de días y semanas.
En Ramo Verde el mecanismo es jerárquico. Es decir, se cumplen órdenes superiores. Resulta difícil aceptar que los efectivos hayan aceptado dinero, que siempre será poco para el escándalo público que origina una acción como esta. En ese sentido el escape parece ser más un mensaje cifrado de fácil lectura para el destinatario. ¿A quién va dirigido? ¿Quién lo suscribe? Son dos preguntas que el ministro Chacón debiera hacerse.
En todo caso, teniendo presente la trayectoria investigativa del régimen, caracterizada por las actuaciones del dúo Jesse-Isaías, la fuga de Carlos Ortega nos recuerda el popular juego de la gallinita ciega. Ni más ni menos.

jueves, agosto 17, 2006

Algo mas que un accidente


En la madrugada del primero de agosto, el ex presidente del CNE Jorge Rodríguez experimentó un accidente automovilístico en el cruce de la avenida Luis Roche con la avenida Benaím Pinto en Altamira. La policía de Chacao le condujo de inmediato a la Clínica Ávila de la misma urbanización.
En la clínica, luego de administrársele los primeros auxilios, se le sugirió se trasladara a otro centro hospitalario para que se practicara exámenes con un tomógrafo. El equipo de la Clínica Ávila estaría dañado.
El accidente e incidente no hubiera llamado la atención de la opinión pública si Delcy Rodríguez, hermana del ex presidente del CNE y Directora en ejercicio del Despacho del presidente Hugo Chávez, no hubiera denunciado y amenazado a la Clínica Ávila a través de los medios de comunicación. En un evidente uso anímico de su alto cargo denunció que se le había negado la asistencia a su hermano.
El accidente, convertido ya en un escándalo, empujó a la prensa a investigar con mayor profundidad el suceso. Para asombro de los venezolanos, los periodistas descubrieron que el médico Jorge Rodríguez conducía un lujoso vehículo marca Audi, el de las 4 argollas, con un costo estimado de 110 millones de bolívares. Una cantidad de dinero difícil de reunir para un médico que solo haya trabajado en hospitales del estado.
Para mayor sorpresa, la colisión ocurre con otro vehículo de igual marca: un Audi. La pregunta obligada es ¿cuál sería la probabilidad de que 2 vehículos exóticos, y de la misma marca, puedan chocar en una esquina de Altamira en horas de madrugada de un día de semana?.
No faltará quien, con acertada picardía, llegue a pensar y decir, que en manejos de números y estadísticas, Jorge Rodríguez no dejó de asombrarnos cuando estuviera en la directiva del CNE, tanto en el revocatorio del 2004 como en las elecciones del 2005. Por más remota que sea una probabilidad, con Jorge Rodríguez es casi seguro que esta se cumpla, aunque eche por tierra todas las leyes, corolarios y teorías de las probabilidades.
La otra incógnita del accidente es que, si Jorge Rodríguez venía de una celebración, cuál habría sido su estado etílico. Además, porqué no fue trasladado a uno de los puestos atención de la Misión Barrio Adentro ó a cualquiera de los 36 centros de diagnósticos integrales (CDI) recientemente inaugurados por el gobierno.
Pasaría sólo un día para que los fiscales del Seniat hicieran su aparición en la Clínica Ávila. Recordemos que la fiscalización del Seniat es como las facturas de electricidad: “no llegan por azar”. La administración de la Clínica Ávila fue cerrada por dos días, se le aplicó una multa millonaria y se cerró el cafetín que opera en la planta baja.
Al día siguiente del cierre, Delcy Rodríguez se llevaría la sorpresa de su vida al serle prohibida la entrada al Palacio de Miraflores, su lugar del trabajo. Había sido removida del cargo, y en su lugar designado Adán Chávez, hermano del presidente: ¿coincidencia o consecuencia?
La cayapa tributaria sería superada por las inspecciones del Ministerio de Salud, que no perdería tiempo para cerrar hasta el 15 de agosto 3 de los 6 pabellones, la unidad de anatomía patológica y la farmacia. Aparentemente, la Clínica Ávila no cumple normas sanitarias en estos espacios y existirían problemas de contaminación. Luego se sumaría el anuncio de apertura de una investigación por parte de la Fiscalía y la notificación de PDVSA suspendiendo el otorgamiento de las cartas avales.
El presidente de la Federación Médica Venezolana, Douglas León Natera, declararía a El Universal que "es una retaliación del Gobierno contra una clínica privada prestigiosa que ha dado apoyo en momentos críticos". Además de comparar con el estado de los hospitales públicos.
No dejando de tener razón en su apreciación León Natera, por cuanto el episodio le llega como anillo al dedo al gobierno por sus políticas para cercar la iniciativa privada, es oportuno recordar que sobre la Clínica Ávila circulan frecuentemente los más variados rumores e informaciones.
No es fácil conseguir a quien quiera declarar sobre ello. Pero en esta ocasión citaré las palabras de alguien que no tiene problemas para hacerlo: Yo mismo.
En febrero del año 2000, mi único cuñado llegó por sus propios medios a la Clínica Ávila, aquejado de una ligera e inexplicable fiebre que no cedía. Se le hicieron todo tipo de exámenes, incluida la tomografía famosa. El médico tratante, detectada una infección, y a pesar que la tomografía no le revelara aparentemente el origen, procedió a operarlo para extraerle la apéndice, la cual se habría descubierto que estaba en perfecto estado. Sin embargo, en el desarrollo de la intervención quirúrgica se encontraron con el colon perforado, lo cual habría sido atacado de acuerdo a los procedimientos del caso.
Por circunstancias que desconocemos, a mi cuñado no le sería administrada la batería de antibióticos de rigor en estos casos, a pesar que las estadísticas señalarían que 2 de cada 3 personas que sufren la perforación de colon son propensas a desarrollar cuadros de infecciones generalizadas. Días después, en la medida que se agravaba, se contactó a la infectóloga. Ya el daño estaba hecho. Mi cuñado moriría a causa de una septicemia.
Para nuestra sorpresa, en el momento de acudir a la Prefectura de Chacao para los trámites legales, nos enteraríamos que presuntamente casi todos los casos de septicemia en el municipio provenían de esta clínica. Para lo cual, según el prefecto del momento, era verificable con solo revisar los libros de defunciones. Siendo lo más llamativo en el caso de los neonatos.
Cómo dicen los “viejos zamuros”, es decir los viejos empleados de las funerarias, “la fama de las clínicas es verificable en dos lugares: los libros de defunciones y las funerarias, por que llevan un mejor registro de las muertes”.
Sin embargo, hasta que ocurre el accidente de Jorge Rodríguez, a nadie parece haberle inquietado los rumores y estadísticas de la Clínica Ávila. Ahora si se descubriría que habría presuntamente problemas de contaminación.


sábado, marzo 18, 2006

El apuro de lo cotidiano

El martes 14 salía de la Torre Oeste del Parque Central, la de la izquierda. Apenas crucé la salida este oi un espantoso ruido. Sin saber a que se debía, institivamente me devolví corriendo hacia adentro. No había entrado más de un metro cuando fui salpicado por numerosos vidrios de un gran ventanal que caía desde lo alto de la torre. Esperé unos minutos para salir. Como estaba apurado no le presté mucha atención al suceso. Quise ver hacia arriba, para conocer de donde había caído. Pero el sol estaba en esa posición y no pude ver bien por el resplandor. Llamé a un maigo que trabaja ene sa torre. me dijo que iba a veriguar proque no había oído nada. Horas más tarde me llamó para informarme que unos diez minutos después habían llegado los bomberos cerrando con cintas de seguridad el lugar. Mi amigo me dijo"pana usted la está contando". Creo que es verdad. A veces no estamos concientes de los peligros que corremos porque tenemos en mente el apuro de la vida cotidiana. Posted by Picasa

jueves, marzo 16, 2006

Escritor trabajando Posted by Picasa

Hola cibernautas

Escrito a pie es hecho desde la calle. Sin las cómodas ataduras de una suave butaca. Es el pensamiento libre, sin citas y sin ver para atrás. Ausente de la rigurosidades del método científico y, además, sin los márgenes dibujados por las mentes de los filósofos griegos. Es un espacio de pensamientos en dibujo libre. Una reflexión cada día sin más limitaciones que su propia extensión. Es como ver el cielo en una noche sin nubes: hasta donde la vista del pensamiento alcance.